Notoria nuestra palidez
Evidente el frío de nuestro cuerpo,
junto al temblor de manos.
No sentíamos el mínimo aviso de hambre,
ni horas de sueño.
Nos mirábamos convencidas.
Ante el horizonte, wonderland,
y su palacio de cristal.
Allí dormía nuestra conciencia, cordura y razón.
Esperando al mínimo atisbo de paz.
Esperando al mínimo atisbo de paz.
Pero el tiempo desgarra,
y más si es de espera.
Nos consumíamos,
sentíamos cada punzada más fuerte,
y aún así, continuábamos.
Porque rendirse, nunca fue opción a elegir.
Me gusto mucho :)! sigue asi!
ResponderEliminarohh muchas graciias linda!
ResponderEliminaraun le qedan algunos retoques y alargarlo mas, pero asi me gusta;)
besoos!